viernes, 29 de abril de 2011

Borges y su íntima pelea contra los negros

Por Horacio Raúl Campos.
El escritor se ensaña con la gente de raza negra en sus poemas y relatos. pero como para no dejar ese aspecto de su ideología librado a la interpretación loteraria, los discrimina explícitamente en declaraciónes públicas.
Borges en el relato  "El atroz redentor Lazarus Morell", incluído en el libro Historia Universal de la Infamia (1935), en plena  primera Década Infame, se despachaba a sus anchas contra los negros. No sólo en esa escritura, sino que lo hizo también en reportajes.
A Borges le gustaba el Sur porque en ese punto cardinal  de la Ciudad de Buenos Aires había tenido sede el patriciado vacuno estanciero de donde él dijo descender. Pero no sólo por ese motivo le gustaba el Sur. En el sur de los estados Unidos estaban los Estados y sus clases esclavistas que esclavizaban a los negros y que pretendían  perpetuarse como mono cultivadoras de algodón para proveer de esa materia prima al talleer que por entonces era Inglaterra. Una ecuación ideológica de puntos cardinales perfecta para la visión de mundo colonial borgeana.
Sin embargo, el Norte industrialista y abolicionista barrió con la oligarquía agropecuaria y esclavista, que era algo así como una mesa de enlace con ejército. Gracias a esa victoria los estadounidenses tuvieron un proyecto político expresado por el Norte en la guerra de Secesión y así pudo echar las bases de los Estados Unidos industrial y poderoso, aunque a su vez se covertían en la pesadilla para los que estamos al Sur de ellos, en otro Sur, no en el Sur de Borges.
En que relato, Borges culpa de que haya negros en el continente americano a Bartolomé de las Casas, quien para reemplazar a los indios que "se extenuaban en los laboriosos infiernos de las minas de oro antillanas" había propuesto a Carlos V "La importación de negros" para realizar aquel trabajo.
Transcribo las lineas que siguen a esa presentación en aquel relato: "A esa curiosa variación de un filántropo (De las Casas) debemos infinitos hechos: los blues de Handy, el éxito logrado en París por el pintor doctor oriental D. Pedro Figari, la buena prosa cimarrona del también oriental D. Vicente Rossi, el tamaño mitológico de Abraham Lincoln, los quinientos mil muertos de la Guerra de Secesión, los tres mil trescientos millones gastados en pensiones militares, la estatua del imaginario Falucho, la admisión del verbo linchar en la décimotercera edición del Diccionario de la Academia, el impetuoso film Aleluya, la fornida carga a la bayoneta llevada por Soler al frente de sus Pardos y Morenos en el Cerrito, la gracia de la señorita de Tal, el moreno que asesinó Martín Fierro, la deplorable rumba El Manisero, el napoleonismo arrestado y encalabozado de (Francois Dominique) Toussaint Louverture, la cruz y la serpiente en Haití, la sangre de las cabras degolladas por el machete del papaloi, la habanera madre del tango, el candombe. Además: la culpable y magnífica existencia del atroz redentor Lazarus Morell."
Nótese qué rosario de pesadas zonceras concentradas en unas pocas líneas. A Borges le duele que la fracción política del Norte de los Estados Unidos de Norteamérica con su ejercito haya derrotado al Sur esclavista y se queja por los millones gastados en pensiones de guerra.
Y sobre Haití, en realidad, la revolución en ese país fue puesta en entredicho por la ideología racial y racista europea. Cada acontecimiento que allí ocurre sirve de pretexto para su mayor denigración. Y Borges en ese relato no da muchas vueltas y tampoco transita por metáforas. Directamente ataca al país de Toussaint Louverture, "Cuyo proyecto político fue construír un Estado sin distinción de color", como precisa el diplomático haitiano Glodel Mezilas en su trabajo Crítica del discurso sobre Haití.
Borges no admite un Haití independiente porque sencillamente son negros. Y lo que les cabe a los negros según su infeliz visión del mundo es esclavista.

"El error fue educarlos"
En conversaciones con María Esther Vázquez y eduardo Gudiño Kieffer, publicadas luego en Borges, sus días y su tiempo (2007) la entrevistadora le pregunat al "incorregible" José Luis:
MEV: Has vivido en los Estados Unidos. Allí, ¿hay violencia?
JLB: Sí, violencia individual en las grandes ciudades; en las ciudades chicas, no. Además hay una especie de veneración por los negros, no se puede hablar mal de ellos.
MEV: ¿No existen problemas de violencia con los negros?
JLB: Sí, existen; porque han cometido el error de educarlos. Por ejemplo, mi abuelo me decía que los esclavos negros que tenía no sabían que sus abuelos habían sido vendidos en la Plaza del Retiro por la familia Llavallol, porque el negro no tenía memoria histórica. Si en los Estados unidos no los hubieran educado, no sabrían que son descendientes de esclavos; en cierta forma los negros son como los chicos.
EGK: No, al contrario, habría que educarlos más. Actualmente siguen marginados; de cualquier manera ése es uno de los problemas de los Estados Unidos.
JLB: Pero, fíjese que se ha creado un nacionalismo negro extraordinario. Yo estuve en un congreso -María Esther fue testigo y le podrá decir que no exagero- donde se discutían los problemas de la traducción y había poetas negros que afirmaban que ellos constituían una raza superior, una especie de hitleristas al revés y con menos razón, porque convengamos que, de alguna manera, Alemania ha sido más importante para el mundo que el Congo.
EGK: Hacerse fuertes de una manera irracional es una reacción natural, fruto de años de persecución. Si no se hacen fuertes de una manera arbitraria, van a seguir siendo perseguidos y lastimados.
JLB: Los sábados a la noche un blanco no puede frecuentar un barrio negro, porque los negros son cuchilleros, se emborrachan, son más rudimentarios; en cambio, en los barrios blancos nadie ataca a los negros…
EGK: Eso ocurre porque les falta educación. El hecho de que el negro ande con más libertad no quiere decir que sea más libre; ante todo, el blanco tiene miedo y el negro se ha hecho bravo…
JLB: ¡Pero Gudiño, los negros siempre fueron bravos! Acá, en las guerras de la Independencia, eran mucho mejores soldados que los blancos. Ahora, ya no sé qué es lo que ha pasado con los negros. Cuando yo era chico eran bastante comunes en Buenos Aires y más en Montevideo. Actualmente los que se ven son norteamericanos…
MEV:… y brasileños.

Un ajedréz simbólico:
Borges escribióun poema que llamó "Ajedrez". En 32 versos encerró su insoportable visión del mundo y el juego con sus correspondientes colores del tablero configuran una guerra metafórica de los blancos contra los negros.
"(...) El tablero
los demora hasta el alba en su severo
ámbito en que se odian dos colores.
Adentro irradian mágicos rigores
las formas: torre homérica, ligero
caballo, armada reina, rey postrero,
oblicuo alfil y peones agresores.
(...) En el Oriente se encendió esta guerra
cuyo anfiteatro es hoy toda la tierra.

(...) Tenue rey, sesgo alfil, encarnizada
reina, torre directa y peón ladino
sobre lo negro y blanco del camino
buscan y libran su batalla armada.
También el jugador es prisionero
(la sentencia es de Omar) de otro tablero
de negras noches y blancos días. (...)".

Las piezas, salvo los peones, una obviedad tratándose de Borges, y el alfil, tienen características aristocráticas o leuden  a prácticas de sectores sociales oligárquicos. Como se lee allí, por ejemplo, los peones son ladinos y agresores y la torre se halla modificada por el calificativo "homérica", que alude a la épica eristocrática, a la Ilíada. los calificativos para cada unade las piezas construyen el universo ideológico de Borges, que le sirve de tobogán por donde se desliza su guerra contra los negros apelando a los colores del tablero. Se trata de un poema más enfático que ingenioso.

Fuente: "El Cruce". Revista de la Facultad de Ciencias sociales de la UNLZ -  Año 3 - Nº12 - Abril de 2011.

1 comentario:

  1. Cada día admiro más la sabiduría del genial DON JORGE LUIS BORGES. Además coincido en absolutamente todo lo que se refiere a su ideología política.

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